La casa ya no existe, ni tan sólo sus gentes.
Abandonaron todos esta playa. Sus pechos
de sol y las profundas arenas del amor.
La casa ya no existe, ni tan sólo sus muertos.
Enterraron a todos y después se marcharon
con sus bueyes lentísimos, sus hijos, sus retratos.
La casa ya no existe: los estandartes negros,
el cántico, el anillo de la noche y su danza.
Pereció todo en círculo mortal de los corales.
II
Emprendieron la marcha. Se llevaron la brisa
camino a las montañas de sus antepasados.
Pues quien nace en la mar va arrastrando sus algas
como un manto de yodo, como un beso salino.
Como un beso la brisa con su sed de gaviota
hasta la nieve azul, el lobo y su leyenda.
Las caracolas zarpan a un secreto murmullo de polvo
en el camino sin fin de la tristeza.
...............
Juan Carlos Elijas