16 de diciembre de 2008

Annabel Lee

Hace de esto ya muchos, muchos años,
cuando en un reino junto al mar viví,
vivía allí una virgen que os evoco
por el nombre de Annabel Lee;
y era su único sueño verse siempre
por mí adorada y adorarme a mí.
Niños éramos ambos, en el reino
junto al mar; nos quisimos allí
con amor que era amor de los amores,
yo con mi Annabel Lee;
con amor que los ángeles del cielo
envidiaban a ella cuanto a mí.
Y por eso, hace mucho, en aquel reino,
en el reino ante el mar, ¡triste de mí!,
desde una nube sopló un viento, helando
para siempre a mi hermosa Annabel Lee
Y parientes ilustres la llevaron
lejos, lejos de mí;
en el reino ante el mar se la llevaron
hasta una tumba a sepultarla allí.
¡Oh sí! -no tan felices los arcángeles-,
llegaron a envidiarnos, a ella, a mí.
Y no más que por eso -todos, todos
en el reino, ante el mar, sábenlo así-,
sopló viento nocturno, de una nube,
robándome por siempre a Annabel Lee.
Mas, vence nuestro amor; vence al de muchos,
más grandes que ella fue, que nunca fui;
y ni próceres ángeles del cielo
ni demonios que el mar prospere en sí,
separarán jamás mi alma del alma
de la radiante Annabel Lee.
Pues la luna ascendente, dulcemente,
tráeme sueños de Annabel Lee;
como estrellas tranquilas las pupilas
me sonríen de Annabel Lee;
y reposo, en la noche embellecida,
con mi siempre querida, con mi vida;
con mi esposa radiante Annabel Lee
en la tumba, ante el mar, Annabel Lee.
..................
Edgar Allan Poe

14 de diciembre de 2008

Horal

El mar se mide por olas,
el cielo por alas,
nosotros por lágrimas.
El aire descansa en las hojas,
el agua en los ojos,
nosotros en nada.
Parece que sales y soles,
nosotros y nada...
..............
Jaime Sabines

10 de diciembre de 2008

Horas de fiebre

¿Llorar...? No, no: sobre la amarga ola
rice copos la nevada espuma;
lleguen al labio con vibrante ritmo
el himno alegre, la canción nocturna.
Cuando el alma en sí misma se repliega
con hondo duelo y con letal angustia,
viene a turbar sus tristes soledades
el ruido intermitente de la lucha.
Riamos, pues; la vida, pobre loca
que va labrando sin cesar su tumba,
nos invita al placer; nuevo sarcasmo
con que la suerte ingrata nos insulta.
Surja radiante la esperanza hermosa,
que ya vendrán la gloria y la fortuna,
cuando la muerte nuestros ojos cierre;
cuando la tierra nuestros restos cubra.
................
Luis Muñoz

2 de noviembre de 2008

A la orilla, de mí ya desprendido

A la orilla, de mí ya desprendido,
toco la destrucción que en mí se atreve,
palpo ceniza y nada, lo que llueve
el cielo en su caer oscurecido.
Anegado en mi sombra-espejo mido
la deserción del soplo que me mueve:
huyen, fantasma ejército de nieve,
tacto y color, perfume y sed, ruido.
El cielo se desangra en el cobalto
de un duro mar de espumas minerales;
yazgo a mis pies, me miro en el acero
de la piedra gastada y del asfalto:
pisan opacos muertos maquinales,
no mi sombra, mi cuerpo verdadero.
.............
Octavio Paz

26 de octubre de 2008

Rumor de agua quieta

I
La casa ya no existe, ni tan sólo sus gentes.
Abandonaron todos esta playa. Sus pechos
de sol y las profundas arenas del amor.
La casa ya no existe, ni tan sólo sus muertos.
Enterraron a todos y después se marcharon
con sus bueyes lentísimos, sus hijos, sus retratos.
La casa ya no existe: los estandartes negros,
el cántico, el anillo de la noche y su danza.
Pereció todo en círculo mortal de los corales.
II
Emprendieron la marcha. Se llevaron la brisa
camino a las montañas de sus antepasados.
Pues quien nace en la mar va arrastrando sus algas
como un manto de yodo, como un beso salino.
Como un beso la brisa con su sed de gaviota
hasta la nieve azul, el lobo y su leyenda.
Las caracolas zarpan a un secreto murmullo de polvo
en el camino sin fin de la tristeza.
...............
Juan Carlos Elijas

21 de octubre de 2008

Mis gaviotas

Jugando ayer desnudo por la arena
mi niñez poco a poco vi pasar,
se me escapó sin darme cuenta apenas,
soñando con volar.
Irme jugando con el viento,
caer sobre el agua un momento.
Crecí soñando, cerca del mar,
junto a las rocas,
un día aprendí a volar,
aprendí a volar
como mis gaviotas.
Y me fui lejos de allí
aquel día,
sin mirar atrás creí
que jamás volvería.
Me encontré un cardo, una flor,
un sueño, un amor, una tristeza,
me fui solo y luego fuimos dos,
un beso, un adiós y todo empieza.
Otra canción, otra ilusión, otras cosas,
y harto ya de andar
hoy volví a buscar
mis gaviotas.
Y no las vi, ellas también se fueron
de aquel rincón que nos unió una vez,
me quedé solo, escarbando en el suelo,
buscando mi niñez.
Ellas no ha de volver jamás,
ellas la dejaron atrás,
bajo la arena, cerca del mar,
junto a unas rocas
que no saben volar,
que no saben volarcomo mis gaviotas.
Y me voy más triste hoy
que aquel día,
que sin mirar atrás
creí que jamás volvería.
............
Juan Manuel Serrat

14 de octubre de 2008

Anoche se me ha perdido

Anoche se me ha perdido
en la arena de la playa
un recuerdo
dorado, viejo y menudo
como un granito de arena.
¡Paciencia! La noche es corta.
Iré a buscarlo mañana...
Pero tengo miedo de esos
remolinos nocherniegos
que se llevan en su grupa
—¡Dios sabe adónde!— la arena
menudita de la playa.
................
Pedro Salinas

5 de octubre de 2008

Quisiera estar solo en el sur

Quizá mis lentos ojos no verán más el sur
de ligeros paisajes dormidos en el aire,
con cuerpos a la sombra de ramas como flores
o huyendo en un galope de caballos furiosos.
El sur es un desierto que llora mientras canta,
y esa voz no se extingue como pájaro muerto;
hacia el mar encamina sus deseos amargos
abriendo un eco débil que vive lentamente.
En el sur tan distante quiero estar confundido.
La lluvia allí no es más que una rosa entreabierta;
su niebla misma ríe, risa blanca en el viento.
Su oscuridad, su luz son bellezas iguales.
..............
Luis Cernuda

14 de septiembre de 2008

Porque me traían tu sueño

Porque me traían tu sueño
yo amé los cielos de la tarde
y los árboles solos.
Y amé los mares en el alba
y las barcas abandonadas,
porque en ellas iba encontrando
¡tu recuerdo!
Ya sin los cielos de la tarde
ni los mares del alba
¡te tengo!
Libre de las imágenes
¡te tengo!
Porque ahora te amo
en esta soledad mía
sin recuerdos.
..........
Esther de Cáceres

19 de junio de 2008

Me prometiste

Me prometiste
que la vida contigo
sería un mar azul
y un horizonte lejano
que haríamos nuestro.
Me prometiste
que viajaríamos
en un barco de cristal
sobre nubes blancas
que nos abrazarían.
Me prometiste
que tu corazón y el mío
latirían siempre juntos
y tu mano me guiaría.
Me prometiste.
Y ahora dices que te vas,
que tus días son distintos,
que es diferente la aurora
y no existe un horizonte.
Dices que nuestro barco
de cristal se hunde,
que sólo sientes tristeza,
y pesar y una angustia
que no puedes comprender.
Y yo quedo rota
y la pena lo invade todo,
como una tormenta que hiere,
como un mar por donde no navego.
Así sólo me quedan
las noches de ausencia,
los días de nada,
y mis rodillas que caen
y sangran para que sepa
que aún sigo viva.
...............
Carlos Maza

14 de mayo de 2008

La casa que no es mía, que no es tuya

En esta casa que no es mía,
que no es tuya,
vivimos desde antiguo.
Han sido largas las horas,
como ha sido grande la alegría
y el dolor de lo vivido.
Ahora que el tiempo se acaba,
que se nos escapa de las manos,
escucha el mar, escúchalo bien.
Trae ecos del pasado,
del niño que fui, del joven que leía ávido
la historia de un futuro soñado.
Llega hasta mí ese rumor,
que es de olas y fuego y viento,
de lágrimas y risas, de silencio y reproches.
Paseo por la playa y miro el mar,
el morir de las olas, cómo morimos,
cómo el tiempo es dulce y larga la espera.
Nada habrá, muy poco queda,
sólo tenemos las horas que vivimos
envueltos en el sosiego sin esperanza.
Hasta que me alcance el tiempo
déjame vivir aquí, en esta casa
que no es mía, que no es tuya.
.............
Carlos Maza

10 de mayo de 2008

La arena

Blanca, consumida por la alquimia y la sal,
tendida en su lecho virgen bajo las alas de la luna
deja caer su velo de novia
para cubrir al señor de los náufragos.
Y no olvides que también es mortaja.
Tortúrame, arena,
con el auto de fe del sol en la bahía,
arráncame frente al océano mi última confesión.
Labios sin dogma
al pie de la escollera de terribles piedras donde
el mar estalla.
Vienes de muy lejos como la sangre,
tu amor seduce ciertas almas,
giran en el viento,
asumen el temblor del cangrejo acosado en su cueva.
Tu tesoro son conchillas trizadas y tu leche es árida
como hueso. Despojos
de la sístole y la diástole del salvaje corazón marino.
Sedienta del agua que te castiga brilla como un
incendio
el oro de tus caderas de odalisca.
Tumba o promesa de grandes placeres de la
intemperie, pero tan pérfidamente
seductora
para que alguien, sobre tu superficie, reverberante y
unánime,
escriba con un dedo la palabra "adiós" y un nombre que
se borra.
................
Enrique Molina

7 de mayo de 2008

Se oye de nuevo el mar

Desde hace muchas noches se oye de nuevo el mar,
leve, arriba y abajo, sobre la arena lisa.
Eco de una voz encerrada en la mente
que resurge del tiempo; y también este
lamento asiduo de gaviotas, o
pájaros de las torres, que abril
empuja hacia la llanura. Ya
estabas junto a mí con esa voz;
y quisiera que a ti también llegase,
ahora, de mí un eco de memoria,
como ese oscuro murmurar del mar.
.............
Salvatore Quasimodo

30 de abril de 2008

Canción de invierno

Cantan. Cantan.
¿Dónde cantan los pájaros que cantan?
Ha llovido. Aún las ramas
están sin hojas nuevas. Cantan. Cantan
los pájaros. ¿En dónde cantan
los pájaros que cantan?
No tengo pájaros en jaulas.
No hay niños que los vendan. Cantan.
El valle está muy lejos. Nada...
Yo no sé dónde cantan
los pájaros -cantan, cantan-
los pájaros que cantan.
.............
Juan Ramón Jiménez

8 de marzo de 2008

Ocaso

Era un suspiro lánguido y sonoro
la voz del mar aquella tarde... El día,
no queriendo morir, con garras de oro
de los acantilados se prendía. Pero su seno el mar alzó potente,
y el sol, al fin, como en soberbio lecho,
hundió en las olas la dorada frente,
en una brasa cárdena deshecho. Para mi pobre cuerpo dolorido,
para mi triste alma lacerada,
para mi yerto corazón herido, para mi amarga vida fatigada...
¡el mar amado, el mar apetecido,
el mar, el mar y no pensar en nada!...
................
Manuel Machado

27 de enero de 2008

Llamé por mí

Llamé por mí cuando cantaba el mar
Llamé por mí cuando corrían las fuentes
Llamé por mí cuando morían los héroes
Y cada ser me dio señal de mí.
..............
Sophia de Mello Breyner

21 de enero de 2008

La lluvia en Regent's Park

Debe de estar lloviendo en Regent's Park.
Y una suave neblina hará que se extravíe
la hierba en el perfil del horizonte,
los robles a lo lejos, las flores, los arriates.
Pausada, compasiva, descenderá la lluvia
hoy sobre el corazón de la ciudad,
su angustia, su estruendo,
sobre el mínimo infierno inabarcable
de cada pobre diablo.
Igual que aquella tarde en la que fui feliz,
igual que aquella lluvia
que me purificó, caritativa.
En las horas peores,
cuando el desierto avanza,
y no hay robles, ni hay hierba, cuando pienso
que no saldré jamás del laberinto,
y siento el alma sucia,
y el cuerpo, que se arrastra,
cobarde, entre la biografía,
la lluvia, en el recuerdo, me limpia, me acaricia,
me vuelve a hacer aún digno,
aún merecedor
de algún día de gloria de la vida.
La amable, la misericordiosa,
la dulce lluvia inglesa.
............
Carlos Marzal