se hace arroyo y se aleja de mi cuarto.
Mi espejo, más profundo que el orbe
donde todos los cisnes se ahogaron.
Es un estanque verde en la muralla
y en medio duerme tu desnudez anclada.
Sobre sus olas, bajo cielos sonámbulos,
mis ensueños se alejan como barcos.
De pie en la popa siempre me veréis cantando.
Una rosa secreta se hincha en mi pecho
y un ruiseñor ebrio aletea en mi dedo.
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Vicente Huidobro
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