9 de julio de 2007

¡Qué desaliento!

Yo soy un bergantín sin singladura,
que estoy ya fondeado en la bahía.
Sin velas ni timón. La travesía
me ha roto en mil pedazos la armadura.
No navego. Mi suerte es insegura,
me amenazan las olas. Cada día,
intento soportar con alegría
esta triste y amarga desventura.
Ancorado en la mar. A sotavento.
Olvidado al final de la ensenada,
sin mástil, sin escudo ni bandera.
¡Qué triste bergantín! ¡Qué desaliento!
Naufragando en constante marejada,
y terminar podrida su madera.
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Alfonso Cabello

4 de julio de 2007

Autobiografía

Como el náufrago metódico que contase las olas
que faltan para morir,
y las contase, y las volviese a contar, para evitar
errores, hasta la última,
hasta aquella que tiene la estatura de un niño
y le besa y le cubre la frente,
así he vivido yo con una vaga prudencia de
caballo de cartón en el baño,
sabiendo que jamás me he equivocado en nada,
sino en las cosas que yo más quería.
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Luis Rosales