31 de enero de 2007

El velero blanco

Desde que era niño siempre tuvo un sueño,
se lo dio un barquito hecho de papel,
y fue desde entonces que quiso ser dueño
de un velero blanco y bogar en él,
no por los paisajes de un mundo lejano
cubierto por islas de hermoso coral
él solo soñaba sentarse en su barco
y por una brisa dejarse llevar.
Al pasar el tiempo se quedó en un sueño
como tantos sueños, su sueño de mar
nunca dijo nada, pues siempre temía
que si alguien sabía se fuera a burlar.
Hoy que ya está viejo, y nadie le ofrece
por sus pocas fuerzas un trozo de pan,
agarra la silla, ésa que se mece,
y se va hasta el patio, buscando soñar;
en la vieja silla se siente en el barco,
cerrando los ojos escucha la mar
y hasta hay una brisa...
que baja a sus labios
olas muy pequeñas...
con sabor... a sal...
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Ramón de Almagro

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